jueves, 15 de enero de 2009

HOMENAJE A WENDY

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¿Quien es Wendy?

Wendy es un travesti de Centro Habana, aunque decir travesti lo mismo no sería lo correcto, cabría decir que Wendi es una hermosa mujer mulata de Centro Habana que conocí hace unos años cuando yo, por cuestiones de trabajo emocional, viajaba periodicamente a La Habana.

Caundo la conocí, Wendy tenía 18 años y cantaba en fiestas clandestinas que se organizaban en el Centro Cultura Rosalía de Castro en Habana Vieja (como me gustaba ese local y como me gustaba que Rosalía de Castro diera cobijo a tantas inquietudes robadas por la sinrazón de un regimen).

Los gays, travestis y demás fauna urbana con ciertas ganas de vivir al margen de la cultura oficial, se daban cita a las puertas del Copelia (la famosa heladería de la película "Fresa y Chocolate") y allí se obtenía la información necesaria para pasar una noche complenta y repleta de emociones hasta al amanecer. Era fascinante por lo subversivo que era todo, por las relaciones que se establecían, por la emoción de la clandestinidad y por la rebeldía contra lo absurdo.

Se podía empezar tomando ron en una terraza de Centro Habana habilitada con un precario equipo de música, y eso sí como muchas ganas de disfrutar. Cuando el lugar "estaba quemado" (como decían los cubanos cuando ya la policía podía tener noticias de la fiesta), pues se emigraba a otro barrio: andando, en camellos (los famosos autobuses de Cuba) o en taxi compartido (lo más divertido).

Recuerdo una noche que terminamos en el barrio de la Vibora (el nombre ya me parecia fascinante) en la patio traseo de una especie de corral de vecino, donde nos habíamos concentrado alrededor de quinientas personas de distintos pelajes, inclinaciones, creencias y razas. Actuaba "Sarita de Cuba", un travesti que imitaba y adoraba a Sara Montiel. Allí compartimos ron con señoras octogenaria, travestis, echadores de caracoles (una especie de tarot), actores, pintores, músicos, etc. Y de pronto en Cuba y en ese patio trasero se hizo la democracia por unos momentos. Un espacio de libertad y convivencia con mucha música, sensualidad, alcohol, y sobre todo con muchas ganas de transgredir.

Eran ya las cinco de la mañana cuando Sarita de Cuba puso fin con una increible interpretación de "Fumando Espero" en versión cubana que hizo vibrar a todo el auditorio, ya que hizo una versión tan libre de la canción que la tranformo en un canto a la libertad y a la esperanza.

Eran las cinco, pero aún quedaba noche por delante. En el taxi compartido que pillamos de regreso a la Habana Vieja, el taxista (un gran conocedor de la noche habanera y de sus clientes), nos dijo que a esa hora en el Centro Cultura Rosalia de Castro actuaba Wendy a las 6 de la mañana, que era cuando la artista terminaba de actuar en otro de los garitos clandestinos que había por la ciudad.

Y allí terminamos los siete que compartimos el taxis, apretujadito y con mucha humedad ambiental, y el taxista.

En el local, pequeño, estaríamos alrededor de setenta personas, todos muy juntitos,todos muy borrachos, todos con muchas ganas de todo; la sensualidad era tal, que me temblaba hasta la muela de juicio que ya no tenía. De pronto se apagaron las luces y se iluminó el escenario improvisado que habían preparado para la ocasión.

En el escenario apareció una bella mulata, espectacular mulata....¡Wendy!. Se hizo el silencio; el perosnal se abrazaba, se besaba y todos aplaudieron cuando empezó a sonar las primeras notas del tema que Wendy iba a interpretar "El espejo", canción estrella de la artista y que popularizó la mejicana Yuri (Yo me acorde de mi amigo J., gran admirador de Yuri)

Cuando todo terminó a eso de las siete de la mañana, mi anfitrión habanero que era amigo de Wendy (aunque yo creo que algo más había), la invitó que se viniera a desayunar con nosotros al pisito(¿pisito?) de Habana Vieja en el que nos estabamos quedando (mi anfitrión y yo). Preparamos unas tortas cubana de maiz, unos huevos fritos y más ron.

Wendy resulto ser una persona increible; culta, guapa, inteligente, simpatica. Nos hicimos amigos y pasamos grandes momentos en los que descubrí muchas cosas interesantes de esa ciudad durante las dos semanas que aun me quedaba por estar en la Habana)

Desde entonces hasta ahora habia tenido noticas de ella por varias vias; desde hace un par de años nos comunicabamos via e-mail.

Hoy me ha llegado una triste notica que no quiero contar y que me lleva a realizar este homenaje a WENDY.

A ella, por sus ganas de libertad, de ser, de vivir. A ella por transmitirme tantas cosas y por hacerme vivir grandes momento en esa su ciudad, LA HABANA.

WENDY



HABANA (calle donde vivi ese verano)



Mi anfitrión en bici




A WENDY Y A TODOS Y TODAS AQUELLAS PERSONAS, NO GENTUZAS, QUE HACEN DE LA VIDA UN
MILAGRO POR EL CUAL MERECE LA PENA VIVIR.


A WENDY POR SU BELLEZA GLOBAL. POR TRANSFORMAR LA MISERIA EN OASIS, EN UN PARISO
QUE LOS ACAUDALADOS HABITANTES DE LOS PARAISOS FISCALES DE LA TIERRA NI SUEÑAN
PORQUE LES FALTAN IMAGINACIÓN Y LES SOBRAN CINISMO.



A WENDY PORQUE NUNCA VIAJO Y ERA LO QUE MÁS ANSIABA

A WENDY PORQUE NO LE HIZO FALTA VIAJAR PARA POSEER TANTA RIQUEZA PERSONAL

A WENDY PORQUE .............

3 comentarios:

XS dijo...

Amén...
Y qué viva la Yuri!

Anónimo dijo...

Wow! ya me gustaría haber pasado una noche como esa en un ambiente como ese; yo, que tengo tendencia a perderme en placeres...
Seguro que Wendy está agradecida por tu homenaje. Donde esté.
Desde Brooklyn, cariños.

Condesa Pituccini dijo...

Qué bonito homenaje Pepe. Y menuda historia,Ya me hubiera gustado tener una juventud tan interesante y tan viajada como la tuya. Eres una caja de sorpresas para mí, que te conozco poco. Espero leerlas, oirlas y vivir alguna contigo, jo!